Invierno con tropezones

Author: Rodrigo D. Granados . /

Quería escribir una entrada que trataría sobre la necesidad que tenemos como colectivo de tener "enemigos"; una aproximación a la realidad de que basta con que abran la bocota los de enfrente para que se nos ocurran réplicas de todo tenor, recuperando de los baúles de la memoria sus antiguas tropelías. Ayer por ejemplo, al escuchar al obispo de Alcalá intentando arrimar la triste ascua de la violencia de género a su sardina (que cada día canta más) al dictaminar que muchas muertes de mujeres, es debida al alejamiento de las parejas de la vida católica tradicional. Es vergonzoso que alguien se atreva a distorsionar la realidad con una motivación tan ruin y tan falsa como el propio argumento; pero ya estamos tan acostumbrados a este discurso falsario de las jerarquías religiosas, que lo zanjamos con un par de blasfemias o un comentario crítico en una radio o internet.
Me ha sacudido aún más, la triste realidad de que desaparezca CNN Plus, una visión más crítica de la realidad que la oficial o la cavernaria, y en su lugar, como si se tratara de una provocación, nos coloquen a la panda de garrulos del Gran Hermano.
Como nadie quiere palmar pasta, debemos suponer que, estudios de mercado y audiencia, han declarado como viable económicamente este ultraje a cualquier mente pensante, premisa que al parecer no satisfacía la programación del canal de PRISA. Con semejantes mimbres mediáticos, es impensable considerar una mejoría de las condiciones de nuestra siociedad a corto plazo, pues no creo que los "entes" que disfruten, o le dediquen su tiempo a este engendro de programa, sean capaces de escandalizarse por las condiciones de vida a la que el pasotismo nos condena.
El que una agencia de comunicación sea la encargada de impulsar una web que se llama:
http://www.megustariamanifestarmeperosoyunhuevon.com
redondea el triste panorama que nos acecha.
Tras el daño irremediable que le ha hecho el gobierno actual a la izquierda, no cabe más que esperar muchos grandes hermanos junto a la consolidación del abuso. Nosotros, los grandes primos, nos lo hemos ganado a pulso por quedarnos calladitos el día que nos metieron el meñique; cuando no presionamos a los sindicatos hace dos o tres años para que hicieran la huelga general que luego manosearon, cuando ya no venía a cuento.
Somos sí los responsables por ponernos a un ladito mientras desfilan todos los males del mundo...¡Y encima hace un frío del carajo!


Soltar el rollo

Author: Rodrigo D. Granados . /


Hoy tuve oportunidad de saber de dónde proviene esta expresión que todos hemos usado alguna vez; Pancracio Celdrán me explicó que se debía a que en la época de las colonias, a los soldados que cumplían su servicio militar (4 años de servicio), les entregaban un tubo metálico que contenía algunos folios en los que se especificaban las contiendas y campañas en las que el licenciado había servido; su aspecto físico y la evaluación de su conducta. La mayoría de la tropa era analfabeta, así que se las arreglaban para que alguien se los leyese varias veces, hasta que se aprdendían de memoria el discurso que darían en su pueblo al regresar... y muchas otras veces en la taberna. Estas alocuciones épicas eran el fiel reflejo (en algunos casos corregidos y aumentados) de lo que había de heroico en sus vidas de pobres. Los folios, a fuerza de estar contenidos en aquel tubo metálico adquirían el aspecto de un rollo, y comenzó a catalogarse cualquier enumeración de batallitas, más largas de lo prudentemente necesario, como: Soltar el rollo.
Soy uno de esos afortunados que conservan el tubo metálico con la licenciatura, los salvoconductos, y entre otros documentos, la compra de media casa por mi bisabuelo, quien sobreviviera a la guerra de Cuba, los océanos y la epopeya de la construcción del ferrocarril en Argelia, para morir partido por un rayo en el lugar más sosegado posible.

El puente de la prostitución

Author: Rodrigo D. Granados . /

Nuestro pobre país se está convirtiendo en una casa de putas; no encuentro otras palabras para definir la situación en que vivimos.
Por un lado, el gobierno decide que pobres parados y enfermos de tabaquismo paguen las consecuencias de los excesos de la gentuza que se ha adueñado del mundo; los príncipes del mercado laboral se ponen malos al unísono y dejan tirados a centenares de miles de personas, asestando un duro golpe a una economía agonizante; la corrupción llega hasta la gestión de las basuras, y Wikileaks, revela que los fiscales asesoran a los criminales para que no se castigue a culpables de horrendos crímenes. Supongo que es una situación desesperada, así que pronto veremos aparecer a SUPERANSAR, quien al parecer vendrá para salvarnos, según prometió a un jerifalte del amo del norte.
Ya no nos queda ni el recurso de decir: "Virgencita, virgencita, que me quede como estoy", porque es tanta la indignación, que más que elecciones, lo que pide el cuerpo son ejecuciones.

Agricultura Interior

Author: Rodrigo D. Granados . /


Hace un par de días que llueve y me siento como un animal del Zoo; he marujeado lo indecible, limpiado los recónditos rincones y hecho mermelada de higos.
Como ya se me habían acabado las tareas lógicas (nunca me veréis puliendo la plata), decidí colgar este post reivindicativo de la rúcula de salón.
 Es todo un engaño; no vayáis a creer que lo mío es abnegación bloguera. Me he buscado una excusa porque como no puedo ver el partido, quiero evitar la angustia de oírlo por la radio. Soy del Barça; pero temo al Madrid. Tiene un equipo magnífico y muchas ganas; Me preocupan en especial dos hombres: Özil y Di María.
Veo al Barcelona como a la selección española, como que casi lo es; este tipo de juego sublime, tiene el inconveniente de que si te marcan antes, lo más probable es que lo hagan varias veces.

No sé si esta pequeñas plantas podrán llegar alguna vez a mi ensaladera; pero lo intento con todo el mimo de que soy capaz. Hoy les he puesto música; La segunda parte de La Traviata y encendido todas las luces de la sala para compensarlas de la falta del paseo solariego en los últimos días.

Eric Cantó algo, y suena bien.

Author: Rodrigo D. Granados . /

Eric Cantoná es un personaje excesivo, visceral y carismático; pero esta vez, ha dado un impulso inusitado a una idea que no pocos acarician (yo entre ellos), por un hartazgo impotente ante las tropelías de los bancos y el sistema financiero internacional. Una vez más, la solución a la deuda privada ha sido convertirla en deuda pública por arte de birlibirloque. Nuestros bancos habrán pasado la prueba del stress; pero si se han decidido por aumentar las comisiones que cobran a sus desvalidos clientes en época de crisis, no debe ser precisamente porque les vaya bien. Una medida tan inoportuna como sangrante e injusta, se explica por sí sola. Si sumamos a esto que el dinero que les han prestado los estados  para que abrieran líneas de crédito a una exhausta ciudadanía, la han desviado para sanear sus cuentas famélicas debido a los errores que han cometido por avariciosos, y terminamos pagando nosotros, creo llegado el momento de dar un puñetazo sobre la mesa.
Eric el Rojo, seguramente será el nombre con el que se conocerá a partir de ahora al ex futbolista, si prosperara la iniciativa de que los impositores de los bancos franceses, retiren en masa su dinero de los bancos el próximo 7 de diciembre.
Es la única vez que lamento realmente no tener ningún dinero que retirar del banco a través del cual pago las tarjetas de crédito que me permitieron comer durante meses; pero si por algún milagro,  hubiera algún excedente el día 6 del próximo mes, me sumaré al boicot para poner mi granito de arena en un toque de atención a quienes se acostumbraron a ser intocables.

Vivir más

Author: Rodrigo D. Granados . /

Recuerdo a Tomás Alva Edison cuando dijo que le gustaria vivir en Júpiter, porque el día tenía muchas más horas.
Me pasa esto sobretodo, cuando pienso en todos los libros que sé que no habré de leer por falta de tiempo; durante muchos años, en un vano intento de cimentar mis lecturas de autores contemporáneos, me puse el límite máximo de 1950, para escoger lo que leía. Siempre he sido un iluso.
Cualquier frontera habrá de ser igualmente inútil, porque no alcanzaría mi vida para intentar una aproximación a obras de interés anteriores al sigo XVIII; llega entonces el momento de descartar a priori a todos aquellos que nadie nos ha "vendido" de alguna manera. Internet multiplica exponencialmente esa especie de desesperación que nos embarga cuando encontramos al azar un trabajo recopilatorio de muchos y brillantes ancestros de la escritura y el pensamiento. ¿A quién saltarse?
No voy a ponerle nombres a estos antiguos pensadores, un poco por no exponer abiertamente mi ignorancia o parecer pedante al citar a tipos, cuya obra, pudiera estar fuera de mi alcance intelectual. Soy una especie de "Culo veo culo quiero" de la literatura; y aunque leo pocas, poquísimas novelas, tampoco le hago ascos a este género. Contados son los autores que conseguido exprimir al máximo, y estoy convencido de que esa percepción, también es falsa, pues muchos escritos se habrán quedado lejos de las necesidades de los editores, que son en definitiva, a quienes leemos.
Cuando alguien dice que no lee porque no tiene tiempo, lo que está declarando es que no tiene inclinación por la lectura, y se siente incómodo ante el posible juicio de quienes sí lo hacen, alegando un impedimento inobjetable en nuestros días.
La radio es quizás, uno de los medios que más apoyan la difusión de la lectura; aunque en algunas cadenas públicas televisivas, también hay programas en ese sentido, que lamentablemente, no podrían subsistir en una televisión privada, donde las cuentas de resultados priman más que la calidad o utilidad pública de la programación.
Es justamente en un programa de radio donde oí la frase: "Quien lee, vive más"

Dadme un teclado y moveré el mundo*

Author: Rodrigo D. Granados . /

Hace no mucho, animaba a una amiga a no reincidir en la búsqueda de trabajo por cuenta ajena; todos tenemos un talento, una capacidad o una inclinación, que puede ser comercializada en la red de redes en que se ha convertido nuestro planeta azul. Le conté la historia de un tipo que había nacido en un establo hace más de dosmil años, que le contó su rollo a los que tenía a mano, y estos se lo transmitieron a otros, que lo hicieron viajar en bueyes y barcas de juncos, atravesando incluso el océano del tiempo. Todos podemos suponer quién fue aquel tío; ¡y no había internet!  Hoy, cualquier pensamiento u obra, puede viajar de aldea en metrópoli; de desiertos a oasis, hasta arribar al sitio justo; el vehículo son otros, como siempre lo han sido. La diferencia estriba en que el boca a boca se produce entre desconocidos, acelerando el proceso enormemente.
Si un tarado puede poner en vilo al mundo, amenazando con quemar un libro, ¿porqué no habrá de venderse tu habilidad en Albacete o Singapur?
No es una varita mágica ni un conjuro, hay trabajo detrás, y mucho; pero con eso ya contábamos, ¿verdad?
Creo que el tiempo del tinte, la humillación y el currículum ya ha pasado; podemos ser dueños de nuestro destino sin que nos mangonee nadie. Veréis incluso cómo se maximiza vuestra capacidad de esfuerzo.
Benditos aparatos que nos informan y desinforman; nos cantan mientras ingresamos el importe de nuestras deudas en pantuflas o nos llevan a lugares que no habíamos siquiera soñado.
La brecha digital es el peor de los abismos, y que conste que no os propongo una oposición a Frikies monotemáticos, yo mismo plantaré lechugas mañana temprano; guisaré, haré la colada y atenderé a mi perro.
Debemos enseñarles a los listos de la previsión de pérdidas, que somos capaces de pasar de ellos si no ofrecen algo que valga la pena.

* y pantalla plis.

Beverly Poor

Author: Rodrigo D. Granados . /

Hay gente cuya subnormalidad profunda, permanece indetectada hasta que se ponen al volante de un 4 x 4, un autobús o un taxi; hay muchos que se transforman en Mr. Hyde en cualquier otro vehículo, pero esos son tarados sin más.  Tipos y tipas (bendita duplicación de género que me permite la licencia), que te sobrepasan en la autopista –ignorando tu intermitente a la izquierda– para a continuación dar un frenazo y hacértelo dar a ti y todos los que vienen detrás, para incorporarse in extremis a la inminente salida de la derecha ¿?; gente que cuando tienes las luces de stop mientras le pides señas a un transeúnte en la Avenida de la peseta, se ponen detrás de ti cuando tienen otros dos carriles a la izquierda, y tras el microsegundo que intenta dejar patente su paciencia sin límites, comienzan a hacerte luces y pitarte antes de que se apague el primer destello ¿?
Madrid está lleno de imbéciles con prisas, que intentan descargar en los demás, todas las frustraciones que han acumulado desde el día de su primera comunión; o quizás las de sus padres, tíos y cuñados. No entiendo cómo viví 27 años en esta pocilga de mala leche y peores maneras. Son patéticos; pero quieren creer que son modernos, eficientes, y lo que es peor: buenos conductores, que se mueven con garbo entre la marabunta indisciplinada y ególatra que puebla las grandes ciudades.

Ud., yo y ellos.

Author: Rodrigo D. Granados . /

Si usted o yo fracasamos en una empresa, El Estado será el primero en extender una mano con la palma hacia arriba, mientras la otra, cerrada en puño, se eleva sobre nuestras cabezas y nuestro naufragio para hacer más convincente la petición de su colega que inquiere y apremia: ¿qué hay de lo mío?
Cuando la situación es otra, y es ese mismo Estado, al que no le salen las cuentas, hace que "lo suyo" tenga una dimensión renovada, al tiempo que "lo nuestro" se escuchimiza. Cuando ya estamos raquíticos y exangües, acude a los saludables gorditos financieros, que en última instancia son los dueños del tablero y esas cajitas de las fichas a las que Ud. y yo llamamos casa. Estos les prestan un dinero que no existe envuelto en papeles de colorines, que esperan recibir cuando su último invento prodigioso (con nombres muy creativos y basados en cálculos de lechera) realice el milagro de la multiplicación de sus previsiones, tan entusiastas como injustificadas en la obstinada aritmética de la realidad económica.
Cuando es el voraz capital el que se estrella, por tener más ambición que ética, las manos estatales de nuestro sistema, se apresuran generosas a extenderse en el rescate y el mimo lenitivo, sin amenazas más allá de la leve regañina por la travesura; descontando a priori un propósito de enmienda no expresado. Ponen a su disposición entonces, otro dinero que tampoco existe, pero que los gobiernos harán como que sí; los préstamos serán al 1% para que ellos a su vez, permitan que Ud. o yo volvamos a hornear pan o pescar, pagando el consabido interés; pero hete aquí que los obesos estilizados de Armani, Gucci y Vuitton, prefieren prestarles esa pasta (como si existiera) al 3, 5 ó 7% a otros gobiernos en apuros; un simple cambio de mano, sin tener que hacer mucho papeleo en minicréditos a menesterosos de poco fiar, que seguro se lo gastan en comida y no en mejoras productivas o de competitividad. Ya crecidos, los gorditos piden mano dura a los gobiernos con los perezosos panaderos y pescadores; exigen garantías (y un mayor interés) por represtarles a las administraciones lo que recibieron de ellas. Por eso, Ud. y yo nos escondemos en las catacumbas a comer raíces y roer despojos que los recaudadores no controlan, porque están acostumbrados a refinadas mesas y manteles. A esto se le llama: "economía sumergida", porque no es visible, y aún asi genera más riqueza que una banca en iluminados escaparates para atraer la atención de los incautos. La economía "hundida", genera el movimiento de bienes básicos de consumo, mientras la etérea, apenas garantiza una catástrofe cada 10 o 12 años, de la que ellos saldrán indemnes mientras Ud. y yo, no cambiemos las reglas del juego dando un puñetazo en la mesa. Hace poco oí a un político catalán decir: "El liberalismo no está en crisis, ES LA CRISIS", y tenía razón.

              A Guadalupe Cienfuegos

Neandertales anónimos

Author: Rodrigo D. Granados . /


 Buenos días, me llamo Rodrigo Demián Granados, y soy un neandertal.
La ciencia, en sus idas y venidas, negó mi existencia durante décadas, y para más inri, la administración pública continuó gravando mi "no ser", con todas las figuras impositivas habidas y por haber. La COPE, los bancos y las empresas de telecomunicaciones continuaron cabreándome; aunque mi extinción como especie datara de miles de años, y no cabría suponerle emociones de este, ni ningún otro tipo, como a todos los que han alcanzaran el estoicismo eterno hace siglos. He pagado por la recogida de unas basuras ( y no hablemos del IVA) que no habría  podido generar; por conducir vehículos que no habría podido comprar, poner en marcha ni conducir, en caso de que la desbancada teoría científica fuera cierta. Todos nos movemos en el resbaladizo terreno de la equivocación y la ignorancia, con un coeficiente elevado de "patinosidad", que disminuye con los años; y puede que la inmensa mayoría nunca lleguemos a ser como esos cisnes (y cisnas, que no quiero problemas) que nos maravillan en los campeonatos de invierno. Terminamos todos; sin embargo, haciendo unos giros y desplazamientos más o menos dignos, bueno, todos todos...
Algunos colectivos iluminados, amparándose en la burricie general, elaboran teorías sesgadas, incompletas o absurdas con una presunción de infalibilidad, a las que el vulgo no se atreve siquiera a cuestionar por no abusar de la insolencia que se le presupone a la ignorancia; por pereza intelectual o porque casi ya no queda tiempo para la "istropexión  inteletual" entre partido y partido.
He tenido la fortuna de viajar, y siempre me llamó la atención ver en los más lejanos confines, rasgos humanos que más que ser atribuidos a una raza, podían serlo a una especie. No hablo de conductas sino de huellas genéticas visibles a ojo pelado. Por supuesto, jamás me atreví a exponerme al escarnio público, con arriesgadas especulaciones que no habrían de suponérseme con mi escuchimizado currículum.
Desde hace un tiempo, prevenciones de este tipo, me la transpiran, la verdad; es quizás una de las grandes ventajas de perder la lozanía exterior en una ósmosis hacia el interior, dotando a nuestro juicio y/o desfachatez, de un músculo del que carecía en aras de la estrategia natural para llegar a la madurez sexual, esa que garantiza la supervivencia de cualquier especie; del ejercicio de la tímida y alegre candidez  de los novatos. ¡Sí, esa que nos ayuda a ser felices durante unas cuántas temporadas, aunque no tuviéramos motivo objetivo alguno para ello!
Resulta evidente que los Cro Magnon y los Neanderthal, se mezclaron, tanto en bosques, tundras y riberas, como en cuevas oscuras con tenue iluminación (y música gutural a capela); y hasta seguramente con posturitas lamentablemente extintas, y de las que no quedan documentos gráficos ni en  Altamira, Atapuerca ni ningún otro yacimiento conocido... ¡ATAPUERCA! (¿no creen que el nombre confirma que el abuso de género es muy antiguo?).
 Se habla de diferencias incluso en lo que atañe al desarrollo del cerebro o la capacidad de razonar de ambas ramas de homínidos; hay entre los Sapiens Sapiens  notables picos de inteligencia que parecen dar pábulo a esta mezcla; de hecho, en muchos individuos, con un sólo "Sapiens" va que chuta.
¿Integración?, ¿despiste?,¿bestialismo?, ¿estrategia avanzada para la época?, ¿psicopatías de la supremacía?... Jamás llegaremos a saberlo a ciencia cierta, aunque tampoco debamos descartar un motivo más de entrecasa,  que alude a que muchas Neanderthales sin duda:... ¡¡Teníiian un culiiitooo!!

Dedicado a: la Sirena y al nepotismo, mal que, cuando por generosidad, es sensiblemente menos chungo.

Luna llena, tierra vacía y ardor en el agua

Author: Rodrigo D. Granados . /




Hace no mucho, cumplí uno de los deseos que venía demorando, por lo cruento de las condiciones objetivas para llevarlo a cabo. No soy lo que podríamos llamar un tipo esforzado; suelo ir al giro del pasillo de mi jardín cuando se me escapa la tortuga del terrario. Sé que allí se verá obligada a cambiar de marcha para evitar trompos o despistes. Llevo una silla plegable y espero tranquilamente en la chicane, confiando en que las leyes de la física, en concreto las fuerzas centrífugas, harán que el bólido deba aproximarse a la tribuna por el lado exterior de la primera curva en su raudo paso. A veces no llevo la silla porque ya varias veces, entre que voy a buscarla, y llamo a mi vecino para que me ayude a transportarla, Manuelita y su Meganan ya ha pasado por el lugar de la "empasillada", y es muy penoso correr tras ella para reconducirla. Ya volverá (es un pasillo sin fin).
Volviendo a lo que os contaba de mi deseo largamente postergado; una noche de verano, mientras soñaba que me bañaba en el mar desnudo (la moza y yo también lo estábamos) con una morena con más curvas que mi Jardín botánico enano, desperté por un apretón importuno. ¿Porqué será que esto no pasa cuando tengo la pesadilla recurrente de que soy el sherpa al que le ha tocado subir al Cerro de los ángeles con la mochila hasta los topes de cajas de cerillas?); la cuestión es que levantarse era impostergable, y al volver, me demoré en buscar las palas, la sombrilla y armar un cigarrito para después (logística inevitable para completar el sueño perfecto). Satisfecho por fin, me volví a la cama con las mejores esperanzas; media hora después, me había convertido en una peonza cabreada e incómoda, con los pies encogidos por la diversidad de artefactos que había depositado sobre ella para tenerlas a mano (lo peor de todo es haber descubierto que la nevera portátil pierde, y el hielo se deshace con prontitud). Miré el reloj y ví que las agujas estaban en las cinco en punto de la tarde; sin embargo aún no había amanecido. Perplejo, encendí la radio para saber si se trataba del desastre cósmico que tarde o temprano habría de ocurrir, como predijera el Chamán Chango en “Asuntos propios” un programa del que soy adicto en la radio nacional.
Habían sonado ya las señales horarias y alcancé oír a una locutora: “… las cuatro de la mañana en Canarias...” Me quedé un rato pegado a la radio para ver si había suerte y decían qué hora era en Edén, que está cerca de Alicante, pero empezaron a hablar de muertos en Irak, Afghanistán, Chechenia... ¡Jo, ya tenía yo bastante con mi “bañus interruptus”, como para andar entristeciéndome aún más!
Junté todo entre palabrotas, las eché en el coche y me dirigí a la playa para fotografiar un amanecer en el mar, mi anhelo largamente diferido por las horas en que suele ocurrir.
Cuando llegué a Los Arenales del sol, todavía eran sólo Arenales; aunque se veía sobre el mar un brillo difuso en el cielo. Tras pensar un rato caí en la cuenta de que seguramente, ese era el lugar por el que amanece, y que por la recurrencia del fenómeno, el cielo ya mostraba rastros de estar desteñido (una de las características de los efectos de la luz solar sobre la materia según he leído). Mientras esperaba, me di cuenta de que una espléndida luna llena rivalizaba en el horizonte opuesto con lo que habría de ocurrir seguramente al este. Tomé fotos de ella mientras esperaba, preguntándome si se trataba de una envidiosa actitud del satélite o aquello era común y no se estaba disputando mi atención. Decidí echar un sueñecito en la arena tras la tercera toma, ya estaba un poco cansado (tendré que engrasar el disparador). Cuando desperté, el sol estaba apoyado sobre las aguas, y curiosamente no se veía al mar bullir, con lo que seguramente su luz, a estas horas es más fría que a mediodía. Con los ojos entrecerrados, me pareció ver una cabeza en el mar como a un centenar de metros de la costa; ¿sería la morena?; miré alrededor y no vi a nadie; tampoco encontré ropa apilada o alguna toalla en las cercanías, con lo que mi corazón empezó a latir enloquecido (no creo que fueran menos de treinta pulsaciones por minuto). Me desnudé y me metí en el agua en dirección a ella; la luz me cegaba, pero alcancé a ver que lucía un gorro de baño azul y al parecer, estaba de espaldas. Nadé sigiloso para abrazarla por detrás y darle una sorpresa, mientras ella, flotaba inerte mirando al sol. La imaginé con los ojos cerrados, gozando de los primeros rayos del sol sobre la tierra, y recé para que supiera que era yo quien la abordaba en ese momento mágico y no se sorprendiera o asustara. Llegado a ella, con los ojos enrojecidos por la sal, la emoción y el deslumbre, busqué su carne ansiada. Mi piel ardía, pero no como yo recordaba, era bastante más intenso, diría que hasta desagradable. Su cuerpo no tenía las redondeces que mostraban en el anuncio del sueño, era poquita cosa la verdad.
Es lo último que recuerdo, porque tras tanto esfuerzo debí quedarme dormido. No sé qué fue de ella porque ya no estaba cuando desperté en el hospital desde el que escribo; volveré a buscarla cuando me den el alta por algo que me ocurrió mientras dormía. Tengo pocos datos, creo que me dijeron algo de una Carabella portuguesa. En cuanto me reponga la encontraré; pero intentaré convencerla de que nos encontremos en mi casa, a horas menos intempestivas. 

Políticamente incorrecto; pero no dormido.

Author: Rodrigo D. Granados . /



Salvo el horroroso impasse vivido esta noche gracias a una infección en la encía superior, vivo feliz en en mi recuperación momentánea a una antigua y penosa enfermedad que padezco. En momentos como estos (un par de temporadillas al año), lo que me pide el cuerpo es desarrollar el lirismo menesteroso al que estoy abocado desde hace un par de ejercicios lectivos, gracias al abuso sin fronteras en que se ha convertido la actividad económica de nuestros “prohombres”, con la anuencia interesada de los dirigentes de los que nos dotamos elección tras elección.
Mal dormido y dolorido, me dispongo a hablar de un tema de lo más alejado a lo que supondría mi estado natural de ánimo en épocas de subidón. Consciente de que el presidente Sarkozy no pasa de ser un oportunista, que echa mano de una política electoralista basada en la expulsión de los gitanos rumanos y búlgaros, para detener la caída en picado a que estaba condenado en las encuestas de intención de voto, debo decir que entiendo al 90% de los franceses de derechas y a más del 60% de los de izquierdas que han acogido favorablemente la idea. Todas (y digo todas) las oportunidades en que pude ver a estos nómadas de la cagada y el estrago, estaban, o aprovechándose del desconocimiento de sus costumbres atávicas por parte de sus huéspedes; explotando cruelmente a sus hijos en los más sangrantes ámbitos o robando sin más. De no haberme enfrentado con decisión a ellos en varias oportunidades, habría de encontrarme en la interminable lista de sus damnificados, alivio que muchos ciudadanos europeos, por temor, o una mal entendida caridad, no tienen.
Entiendo perfectamente que estas consideraciones, habrán de alinearme con los filofascistas de todas las latitudes, cosa que lamento por considerar injusta; pero que sin embargo no intentaré explicar más que con los datos que daré y son quienes me leen, libres de valorar.
No hay colectivo en la Europa del Este que haya recibido un trato más benévolo que estos eternos migrantes, que si lo son, es más por escapar a las consecuencias del tendal que dejaran, que por explorar nuevos horizontes. Siendo favorecidos durante décadas con recursos públicos con la positiva intención de integrarlos en aras del procomún, nada positivo para el conjunto se ha conseguido con ellos. No puedo entender porqué, estas medidas no han conseguido hacerles variar un ápice en su obstinada costumbre de parasitar a quienes tienen el infortunio de verles instalarse en sus comunidades; sin embargo, es una realidad incontestable. Creo que en definitiva es un problema a resolver por los gobiernos rumano y búlgaro, más que desentenderse al exportarlos, gracias a la europa sin fronteras que no se ha creado para que los países se escaqueen de sus conflictos internos, sino para hacer de Europa, un mercado que pretende competir con los bloques económicos emergentes y con el amo del norte.
Mientras todos los hijos de vecino de los diferentes países, han dejado de ser, alfareros, cesteros, agricultores, mineros y tantas otras actividades desaparecidas por las distintas reconversiones, a las que “el progreso”, acabó convirtiendo en historia antigua. Los Rom se empecinan en seguir siendo gitanos sin más, otorgando a su rancia cultura, el carácter de virtud ad eternum. Si no fuera que ser lo que son, una desgracia para propios y ajenos, podría considerarse como una valiente defensa de principios; pero no es el caso.
Como no quiero extenderme demasiado, completaré en las réplicas a los comentarios furibundos que sé que habré de concitar, los aspectos que atañen a lo que conozco desde hace muchos años de este colectivo. Me importa mucho más que defenderme de mis hipotéticos, o evidentes defectos, el llamar la atención de quienes me leen, de las alarmantes coincidencias con el desencadenamiento de otras medidas similares en 1935 por el ínclito Hitler, que tras un período de inseguridad económica, agravada por el pago de compensaciones de guerra tras perder la primera contienda mundial, aprovechó el descontento generalizado para la expulsión de los judíos y la subsiguiente invasión de los países vecinos. No estoy sugiriendo que se dedicará Francia a invadir a los países colindantes tras la expulsión de los romaníes, sino que revela un estado de cosas en la que el rechazo al diferente, está siendo utilizado como germen para acometer la salida tradicional de las épocas negras de la macroeconomía por parte de las naciones del occidente más recalcitrante. La venta masiva de armas a Arabia Saudí (¡aliado de lo más democrático oiga!) por parte de Estados Unidos; la incesante campaña de desprestigio al régimen iraní, al que ya se le supone la posesión de armas atómicas (¿os suena?); el enfrentamiento abierto con el mundo islámico y la psicosis sobre los temas de seguridad que fomentan una nueva ola de armamentismo, nos anuncian novedades probables y trágicas para un futuro más o menos próximo. Salimos de una batalla que perdimos los curritos pardillos, sin haber participado en ella más que como comparsas paganos, y las compensaciones de guerra las estamos pagando y las pagaremos; pero los “ganadores” comienzan a mostrar su as en la manga por si las cosas se les ponen más feas. Para ello intentan echar a andar la maquinaria del rechazo generalizado; haciéndonos creer que somos un bloque amenazado, y cualquier medida, por extrema que parezca, estará bien empleada. En una hipotética nueva guerra, los muertos se contarían por millones, pero seguro no serán brokers, banqueros, políticos ni gobernadores de los bancos nacionales, sino parados, y minorías que no consumen lo suficiente por no estar lo suficientemente formados para la disneylandia vergonzosa del sistema que nos rige, y que al parecer,  estamos condenados a mirar impasibles mientras nos la meten doblada y con tres nudos en la punta.

Orfeo en Carnaval

Author: Rodrigo D. Granados . /

Llevo dentro un carnaval; una fiesta itinerante de temporada imprevisible. No puedo evitar sumergirme en él cuando asoman sus comparsas en mis noches de ensueños, ni dejar de lamentar largamente su ausencia, cuando deciden que ya es hora de llevarse la fiesta con ellos; dejarme sin color ni farolillos. Ese extravagante despliegue de galas, aparece sólo si coinciden con el calendario intermitente de mi alma(o lo que sea que hay tras mi organismo), sin fechas predecibles o ejercicios de voluntarismo. En ese escenario enloquecido, la vida cobra un sentido que no soy capaz siquiera de imaginar al llegar la cuaresma. Anoche por ejemplo, el orden del tiempo sufrió un descalabro , y asistí feliz a toda clase de representaciones con personajes de épocas diversas, en las que se diseccionaba todo mi pasado, y porqué no, también lo que nunca llegó a ocurrir, y hubiera sido bienvenido. A cada paso, una representación captaba mi atención; y público y actores, eran los lucidos intérpretes de cada cuadro, a los que asistía embelesado. 
Noches como esta, alimentan mi imaginario; intentan compensar cada vacío vivido en las horas oscuras de penitencia, tras el ayuno de deleites a que soy condenado cada tanto. 
"Tristeza não tem fim, felicidade, sim", cantaba Vinicius de Moraes en la mítica película: Orfeo negro, y si la recuerdo bien, no debería mirar atrás, como no debió Orfeo, para ver a Eurídice desvanecerse en el aire.

En obras

Author: Rodrigo D. Granados . /

Regenerando
Por una caída en los sistemas de los neurotransmisores de este blog,
la publicación de entradas ha sufrido un parón involuntario.
Nuestros técnicos y algunos profesionales de la Administración del Estado, trabajan  en este momento para restablecer el servicio con la periodicidad habitual de las publicaciones. Disculpen las molestias.

Dame alas

Author: Rodrigo D. Granados . /






Dame tu tiempo libre; dame tiempo, vida y ganas; dame tu buen humor; dame tu confianza para intentar darte lo que anhelas.  Dame cuerda para girar y dame hilo, que ser libre es bueno para ser uno mismo... y hasta mejor. Dame tus labios y visado para traspasar la frontera de tus dientes; saborear la maquinaria suave con que articulas tus palabras, y las mejores de ellas. Ábreme el camino a tus entrañas y valla el acceso a tus pensamientos, que quiero seguir siempre pendiente de misterios, y un lugar que conquistar. Dame el estar entre tus brazos, y como lo quiero todo, entre tus piernas, que aunque no sea todo, es una buena manera de empezar, o de creer que se tiene todo. Dame sueños, siestas, desvelos sudorosos y agitados; dame guiños, claves y el mapa de un sendero que nadie más conozca, para poder perdernos juntos y desear no ser rescatados. Dame todo lo bueno, que ya me ocuparé yo, de que no tengas otra cosa.

Maybe this time

Author: Rodrigo D. Granados . /

Ella hace tiempo que no se acerca a ningún hombre. Cuando se alejó del último iba engalanada con un collar en diminutivo y una pulsera que cuando sonaba, lo hacía muy lejos, pero le servía para sentirse acompañada. Hoy se ha pintado los ojos, y planchado primorosamente aquella blusa que disgustaba a su marido por un atrevimiento que ella nunca entendió en qué consistía, y aún así, exilió de su vestuario.
Lautaro es viudo, y desde hace un tiempo, ya no parece aquella sombra taciturna de mantenimiento del edificio, que no cruzaba palabra con nadie a excepción de saludos y precisiones de faena. Se le ve casi jovial cuando toca ir a casa de Esperanza para alguna chapuza; y a quien quiera oírlo (con cierta extrañeza por la novedad de su entusiasmo), le cuenta lo acogedora y pulcra que es la casa de esta mujer, y se explaya en la simpatía natural de esta.
Ella se levanta muy temprano, y hoy lo ha hecho aún antes, porque Don Lautaro vendrá a restañar las heridas del falso techo tras una filtración dos mundos más arriba. Ha hecho sitio y café, para que el hombre bueno que habla quedo, tenga más fácil y agradable la tarea.
Él alaba su café y su gusto por la decoración, y ella sonríe mirando al suelo; aún no es capaz de decirle que nadie abre las ventanas como él; que hay algo de especial en la brisa que se produjo en la casa en cuanto él, con firme delicadeza, preparó el ambiente para la pintura.
Solícita, le pregunta si un poco de música no le molestaría para trabajar, y él responde que no podría vivir sin escucharla. Esperanza se gira para ocultar una sonrisa boba  que le persigue; escoge casi al azar, de un montocito ultraseleccionado, un disco de Liza Minelli en “Cabaret”. Ella le deja trabajar pidiéndole que no dude en llamarla ante cualquier necesidad, y se va bailoteando contenidamente por el pasillo.
 Una oportunísima gota de pintura en el ojo, hace a  Lautaro ceder al deseo de que ella se acerque otra vez. Cuando lo hace para solucionar con destreza, mimo y colirio el incidente, él piensa que ninguna mujer sobre la tierra, podría oler mejor que esta.
Liza Minelli canta “Maybe this time”, y ella dice suavemente mientras sujeta el párpado: -
-Esta es mi favorita. A lo que él responde borracho de su aliento:
-¡Y la mía, qué casualidad!; se llama Quizás esta vez...
Ninguno vio al otro sonrojarse; él por un restablecimiento repentino y ella por un supuesto olvido en la cocina.

La gloria

Author: Rodrigo D. Granados . /


Estamos acostumbrados a ver escenificada la gloria como un puñado de tipos uniformados en calzones, rodeando un trofeo bajo una lluvia de confeti coloreado; pero la gloria es muchas más cosas. Es lo que les falta a quienes nos dirigen; un telón que sube y baja; una vecina de Vic u ocho felicidades; tregua a los que pasan frío; una tienda de mi infancia; un pastelito de hojaldre o un putón de Salamanca. La Gloria es la bienaventuranza; un sábado sabadete; angelitos espontáneos en el cielo de los cuadros y hasta un eslogan político que ha calado en los hispanos: “Yes, week end”. La gloria es una manzana con respiración agitada, mientras un chucho cabreado, refunfuña en la alambrada; una mañana de abril caminito de la fábrica con un humor especial. Recuerdo aquel quinto gol; aquel pastel de manzanas para abundar en ejemplos, aquel beso, y beber tras lo implacable de la sed en Sierra de la Ventana. Podrían Uds. Colegir que, para un servidor, la gloria no es otra cosa que la patria del hedonista (y no iban a andar muy desencaminados); la gloria está en todas partes; alguna es vieja, y nos da la vara con sus batallitas, decimos entonces :”tengo prisa”, para poner paz y verla venir. Está en todas partes sí, y si no se ve, es únicamente porque no prestamos la atención necesaria.

Ella no creía

Author: Rodrigo D. Granados . /

Ella no sabía, que sus esperanzas de que todo cambiaría un día, iban a ser defraudadas; ella pensaba que hay cosas que sólo ocurren a quienes no creen que Dios protege a su rebaño, y que mientras más rebaño, más Dios. Es verdad que sus plegarias no fueron atendidas en muchas ocasiones; pero es que El Señor debe tener mucho trabajo con los dramas de otros, quizás más necesitados de atención.
Cierto es también que desoyó consejos de quienes la querían realmente; pero es que no le conocían como ella. Capaz de perdonar; de arrepentirse a su manera, y de guiar, incluso, con su mano firme, como ella ya había visto.
Ella no sabía que sus hijos, llevarían más allá su estigma, y deberían cambiar de estrategia para acabar con la peste, tras haberla visto en su desesperación última.
Ella no creía que el mal, habría de matarla un día cualquiera, él sí, y hasta se lo había dicho.

La procesión

Author: Rodrigo D. Granados . /

 
Hay quienes se maravillan de la coincidencia estética de que el fervor popular esté enmarcado por la noche con una espléndida luna llena. Es como celebrar la conjunción del renacer de la luz de la primavera con los brillantes colores de la estación. Hay situaciones que no podrían ser sin lo que consideramos detalles de estas. La casualidad no es la luna, sino La Semana Santa, que podría no ser, también en plenilunio. Estos son días de procesiones, en que lentamente se dirigen los pasos de los pecadores hacia la salvación de la penitencia; a unos les costará más que a otros, dependiendo de las cag.. las ofensas quiero decir a los Sagrados Preceptos o a Hacienda, que como dice una voz popular, somos todos ( hasta aquí no llegó el "y todas"); y por nuestra imagen y semejanza con vuestro Señor, es como ofenderle a Él.
No hace falta pasaporte para esta peregrinación; porque el viaje es corto, así que algunos de los hermanos van sin él.  
Hay caminos insondables, y el Ente que administra los peajes, me ha acostumbrado a no alegrarme por la vía de redención de los penitentes; unos se pierden tomando la circunvalación hasta que prescribe el pecado, y otros, un hatajo, son perdonados a priori por un quítame de allí esas llamadas. Desfilan los hermanos en estos días de pasión ante sus pares, y ven su única salvación en el El Supremo. 
¡Qué quiere que le diga... así cualquiera!


...Y en el Chicago: Una de amor

Author: Rodrigo D. Granados . /

... 

El escuadrón de las águilas ya la habíamos visto; de hecho calculábamos que aproximadamente serían entre trece y catorce veces, y nos sabíamos el nombre de los personajes (apenas recuerdo el de: Nelson).
Las manzanas que bordeaban  la Iglesia de San Felipe Neri, eran extremadamente grandes; cada bloque tenía más o menos el doble de largo que las del resto de las manzanas del barrio. Por aquellas interminables calles, íbamos al cine de los curas, que no daba novedades; pero con lo que cobraban, podíamos ir los tres. El cine del pueblo valía más de tres veces el precio y había butacas mullidas; pero uno tendría que palmar y esperar al resto;  ¡y encima!, tocaba el otro subgénero en que discriminábamos el cine, aparte de las películas de vaqueros, guerra o romanos, ... una  de amor.
A veces, hasta que parecía que Nelson estaba más experimentado y valiente; recuerdo incluso un día en que nos enseñó, que en su lengua, gracias se decía “Penquiu”, y pañuelo: janquerchid.
¡No había color!, y aunque llovía, nos lanzamos a ver qué nos deparaban aquellos aguerridos pilotos, que hablaban más rápido de lo que podíamos leer.

Bienvenido

Author: Rodrigo D. Granados . /

Hay una canción que dice que todos necesitamos un sitio al que llamar hogar; para unos, este puede ser un bar, su trabajo o su ambición. En mi caso, soy un hombre casero. Me gusta disfrutar de ese lugar especial en que podemos ser quienes somos; sin modificaciones exógenas de protocolo o respeto a las expectativas del “otraje”, como definiría agudamente Fernando Pessoa a los entes fronterizos con uno mismo. Mis normas de etiqueta son extranjeras al mundo, porque, a solas, su utilidad es apenas un compendio de acciones prácticas que operan el sistema de vida que me doy, basado en mis convicciones y gusto. Este es mi tercer hogar, después de haber desertado de uno y perdido otro; y como dicen que a la tercera va la vencida, debería yo alegrarme de haber llegado a puerto. No lo haré, porque he aprendido que todo puede cambiar,  y no hay vencidas para el destino; me dedicaré a vivirlo con intensidad cada día, como si fuera el último.  Como propusiera Montesquieu dedico un minuto cada día a pensar en la muerte, para poder gozar el resto del día con perspectiva, y si eso es pesimismo prosaico, ¡Bienvenido sea a esta casa!

Idas y venidas

Author: Rodrigo D. Granados . /



***
De aquí para allá, la vida se ha empeñado en empujarnos. Antes podías nacer y morir en un sitio sin haber visto nunca el aspecto que tenían los forasteros. La sociedad industrial le dio un buen meneo al mundo, y las migraciones intercontinentales comenzaron para no acabar hasta hoy.
La demografía y la poco elegante gula de los poderosos (ellos dicen competencia), instauró un nuevo orden laboral: el de las deslocalizaciones. O sea que ya, no sólo la gente emigra, sino que lo hace también el trabajo, yendo a hacer las américas muy hacia el oriente; ya sabéis aquello de: "si la montaña no va a Mahoma..."
Las fronteras ya no son un exilio o unas vacaciones, sino un trámite para reubicarnos en un mundo que se queda pequeño. Vamos camino a convertirnos en temporeros del diploma y el teclado, y hay quien piensa aliviado que al menos pesan menos que un pico y una pala

Sabiduría popular

Author: Rodrigo D. Granados . /

*

Cuando escucho a un político hablar de:

a) Arrimar el hombro

b) Hacer un esfuerzo extra

c) Olvidar enfrentamientos

d) Remar en la misma dirección

e) Asumir responsabilidades

Sé que habla para los demás, y recuerdo,
invariablemente, un dicho de mi tierra:

“Aquí estamos, arando, dijo el mosquito,
mientras le chupaba la sangre al buey."

Obertura

Author: Rodrigo D. Granados . /

Cada día empieza el mundo, con o sin nosotros, por eso debemos darnos prisa. Tampoco es elegante tener esperando a miles de millones de personas. Soy puntual, una rara avis en la secular España. Pienso que el tiempo de los demás vale más que el propio, porque no sabemos en qué delicias podrían utilizarlo.
Amanece en los campos; ya han tendido los cables y erguido los cipreses. Me tomo un café y me lío un cigarrillo (aún no ha llegado la prohibición a mi reino), mientras descifro la realidad por la radio. Parece que no van bien las cosas.
Si no fuera por los perros aulladores y su "Prima donna", este sería un lugar muy silencioso por las noches; durante el día es territorio de pájaros: estorninos, mirlos, abubillas.... ¡y las odiosas tórtolas!, con su monótono reclamo o su desabrido grito al volar.
Abro las ventanas de la casa y la mañana lo invade todo; el aire aún espera a los insectos, y los estorninos divierten al cielo con sus piruetas al unísono, como un cardumen de recias anchoas aéreas.