PARANOIA (El anillo de Giges)

Author: Rodrigo D. Granados . /

La leyenda del aro o anillo de Giges, cuenta cómo un pastor de la antigüedad, encontró tras un terremoto, un caballo hueco de bronce con un hombre de grandes proporciones muerto en su interior. El infortunado gigantón estaba desnudo; pero llevaba en una de sus manos, un valioso anillo. El pastor de aquel lejano reino de Lidia, no pudo resistir la tentación de despojar al muerto de su única posesión. Quizás era esta su primera mala acción, porque todos los que le conocían, le consideraban veraz, noble y honrado.
Al volver entre los pastores, notó que estos dejaban de verle y hablaban de él como si no estuviera si daba vuelta al anillo que su mano lucía ahora. Pronto, tras varias pruebas en ese sentido, se percató de que sólo con ponerlo en aquella posición, podía cometer todas las tropelías que se le ocurriesen, quedando siempre impune por no poder relacionarse con él esos hechos . Creció pues su osadía, al punto de que, aprovechándose del mágico artefacto, asesinó al rey de Lidia y tomó por esposa a la reina.
A partir de esta historia, se inicia la discusión acerca de si el hombre es justo y recto por temor al juicio y castigo de su comunidad; y deja de serlo en cuanto la impunidad está garantizada. Esta tesis es la contrapuesta a la de Rousseau, en la que se parte de la premisa de que el hombre es bueno por naturaleza, y va corrompiéndose bajo la influencia de la sociedad.
En La República de Platón, Sócrates es inquirido por Glaucón para que confirme o refute la idea de la vileza congénita; aquel, aunque con la firme intención de negar esa hipótesis, termina yéndose por las ramas sin dar argumentos demasiado creíbles.
Soy de los que piensan que la cosa es más bien "fifty fifty" (o cualquier otro porcentaje que gente más capaz en la materia pueda aportar); que hay buenazos impenitentes y psicópatas consuetudinarios. Sólo una esmerada educación (que no instrucción) podrá alterar, aunque sea levemente, los porcentajes mencionados.
Nos agarramos con fuerza al tablón con que hemos nacido; y a propósito de esta idea, me gustaría pegar una cita que encontré mientras buscaba información para esta entrada:

"si el hombre no se pegara a su yo como un molusco, habría desaparecido hace rato, mal que le pese a las filosofías indias" (Cortázar 2. 372 - A J. Barnabé).

¿Uds. qué piensan de esto?

9 comentarios:

Juan C. dijo...

Pienso que es muy apropiado que menciones el anillo de Giges precisamente hoy (19J), que el 15M está que arde. Lo digo porque estoy convencido de que si cualquiera de los manifestantes se despertase mañana convertido en un Emilio Botín cualquiera actuaría más o menos como el más pérfido banquero, que como dicen los ingleses (pueblo escéptico por excelencia) "la oportunidad hace al ladrón".
No creo que haya medias tintas en este punto. No creo que haya fifty fifty en asuntos morales. Creo que todo lo que no es puro es impuro, más o menos, pero impuro.
Muy buen blog.
Muchas gracias por el post.

Pombolita dijo...

Pues no sé la verdad.
Es un problema de educación ( en valores) en eso estoy de acuerdo, pero es que hay algunos y algunas que por mucho que los eduques, sólo cogen una ligera pátina que en cuanto hay ocasión pierden para sacar su verdadera naturaleza de cretinos y mala gente.
Somos buenos porque nos gusta ser buenos y que la gente nos quiera. Si no lo conseguimos,-ser del todo buenos-, preferimos ser malos porque así las gente al menos nos tiene miedo. Como el miedo se confunde con respeto, creemos que nos respetan y eso a veces es casi mejor y más cómodo que que te quieran.
En fin, que no tengo ni idea....si ni Sócrates lo supo responder, voy a hacerlo yo...

iliamehoy dijo...

Ahí va el tercer intento. Lo digo por si luego aparecen todos los comentarios.
Que me encanta el título de su post. En cuanto a su contenido, me columpio entre porcentajes y valoraciones ecuánimes. Entre un extremo y otro, la infinidad de matices sugieren sentido a la vida.
Y que goza Ud. de una lucidez encantadora.
Una sonrisa

Anónimo dijo...

Yo que me considero un alma cándida y bonachona, quiero creer que el ser humano es bueno por naturaleza; el manejo del ego se nos presenta como el escollo a superar en el transcurso de nuestra vida. Esa lucha interna entre lo aprendido; lo que es debido y lo que uno desea, no cesa ni por un momento. Hay tantas variables como almas en tránsito por este universo, porque del mismo entorno, de la misma educación y de la misma época, pueden brotar actitudes distintas según la capacidad del ser en cuestión. Y cuando digo capacidad, me refiero al libre y esforzado cultivo de los potenciales internos que se nos brindan en cuanto hacemos nuestra aparición en este teatrillo universal.
La supuesta impunidad puede dar alas a acciones no justificadas según la ley y orden imperantes; pero yo necesito creer que nunca ninguna de esas acciones puede llegar a compensar la agradable sensación de paz interior que envuelve a los seres de alma blanca. Intento huir de educaciones judeo cristianas hasta donde ello me es posible, porque sigue valiendo la pena intentar el diálogo, el armisticio y la tolerancia infinita. Hay que cabrearse de vez en cuando, indignarse ante los impunes o pasarse un semáforo en rojo.
En cuanto a la última cita, la noto yo tan cierta como inacabada. Porque como bien dice Ud. los porcentajes andan bastante repartidos entre el quiero y el puedo, entre el debo y el prefiero.... en fin que tal vez una tercera vía supondría el equilibrio perfecto; tan sólo es cuestión de intentarlo....o no porque a fin de cuentas ¿ para qué c.... sirve el equilibrio?

tequila dijo...

Para mí la cuestión radica en el debate de qué es justo y recto; pues es conocido que tales adjetivos dependen de las sociedades, que transforman en costumbres (educando) y por tanto normalizan y dejan impunes ciertas conductas que en otros lugares pudieran entenderse como delictivas.
Cómo sería la persona que contara con tal característica de impunidad?. Pues si bien se plantea la posibilidad de ser impune, parece dejarse de lado (hablo desde el desconocimiento de no haber profundizado en lo que al respecto dicen los reconocidos filósofos) el hecho de que nos vivimos a diario y por tanto habría que saber dónde ponemos cada uno nuestro listón de “lo justo”. Así robar a lo Robin Hood o matar a un asesino en serie creo que sería asumible , pero se me plantean problemas éticos con otros supuestos; por exenta que quedara de castigo. Encuentro gran similitud con aquello del perdonar: que muchas veces se hace por egoísmo, buscando más la resolución del conflicto: el encontrar la calma que nos permita continuar y abandonar la tensión que los dolos nos producen.
Así pues dependería de dónde trazáramos nuestra “delgada línea roja”. Ése dónde que cada cual considerara ; no ya aceptable, sino correcto, como para no suponer remordimiento alguno para su persona y le permitiera seguir con sus vidas sin alteración alguna. Y llegado a este punto me planteo si ciertos desórdenes mentales (gracias a D. punibles) no radican precisamente en el sentir que nada se está haciendo mal.
¿Realizaría alguna acción que dentro de mi escala de valores considerara deshonesta? Por supuesto que no. Pero eso no quita que otros ojos valorasen mis actos como indecentes, ruines, abyectos…

flower dijo...

Porras, llevaba una libro escrito para este post y se me ha borrado al subirlo, ¡¡porca miseria!! ¡Menudo cabreo!

¡¡Fuera los políticos!! No me creo a ninguno. Puede que fueran maravillosas personas antes de llegar al poder, pero una vez instalados allí, se han corrompido, TODOS.

Rebájales sus fantásticas pagas, quítales sus pensiones futuras y dime quién quedaría en "su silla".
¡¡Anda ya!!

Besicos, que me estoy poniendo mala... si estos roban aunque les veamos, que roban y no les pasa nada, hasta vuelven a ser votados, que es una vergüenza, coño!

Antígona dijo...

Aunque ya haya post nuevo, ya sabe usted lo que me tientan este tipo de debates, así que no me resisto a comentar.

Tiendo a pensar que como individuos somos, básicamente, producto de la educación que recibimos y de los aprendizajes que realizamos prácticamente desde la cuna. Así que para mí los individuos buenos o malos son, ante todo, en su bondad o maldad, el resultado de toda una trayectoria, tremendamente compleja en la infancia e influida por múltiples factores, que los ha llevado a ser buenos o malos. Me cuesta mucho, por tanto, creer en una vileza congénita, igual que en una nobleza congénita. Tanto el psicópata consuetudinario como el buenazo impenitente han aprendido a serlo, aun cuando los elementos que componen ese aprendizaje puedan ser en muchos casos inconscientes y difícilmente localizables en su sutileza.

No podemos obviar, por otra parte, y situándonos desde esa perspectiva del aprendizaje, que nacemos en sociedades donde, más o menos arbitrariamente, se ha definido lo que es el bien y el mal, y dotadas de un conjunto de normas morales y legales que se nos impele a interiorizar desde la infancia. Pero esas mismas normas morales suelen entrar en contradicción con otros de los aprendizajes que realizamos como, por ejemplo, que los triunfadores son los ricos y poderosos, mientras que los pobres y proletarios son basurilla social. Así que la figura de Giges, en el cuento, no se explica en su conducta si no se da por sentado que vive en un mundo en el que la riqueza y el poder son valorados, y que ha interiorizado igualmente esos valores hasta el punto de soslayar, frente al impulso de su consecución, cualquier moral aprendida. Ahora bien, ¿habría Giges actuado de la misma manera de haber aparecido en Lidia después de criarse en un mundo donde nada importaran ni las posesiones, ni el dinero ni el poder? ¿Dónde no hubiera aprendido a apreciar ningún valioso anillo?

Su post me ha traído a la cabeza la existencia de una famosa tribu, los yanomamis, estudiada por diversos antropólogos, que se tiene por la tribu más violenta del mundo. Los yanomamis lucen tremendas cicatrices por todo el cuerpo, fruto de constantes y rituales enfrentamientos entre ellos con toda suerte de armas. También sus mujeres, que presumen de ellas porque consideran que, cuantas más hostias les pegan sus maridos, incluso sin motivo alguno, más las quieren éstos. No es raro que, en alguna de estas palizas o enfrentamientos, alguien, hombre o mujer, acabe mutilado o muerto, ya que estos tipos no se andan con chiquitas a la hora de emplear la violencia.

Si cualquiera de nosotros hubiera nacido en esta tribu, la violencia, los golpes, las palizas o incluso la muerte “accidental”, no nos parecerían nada dañino ni por supuesto contrario a las normas morales. Habríamos aprendido a ser unos auténticos bestias sin que se nos pudiera responsabilizar por ello de no conocer otra forma de vida.

Besos!

Dol dijo...

Menudo temita.
No creo ser tan radical como el primer comentarista que afirma que los del 15M de volvernos poderosos haríamos lo mismo ni pienso que todos los pobres sean buenos , de hecho he trabajado mucho en la calse trabajadora, la mía, y he visto y sufrido gente miserable a la que me hubiera gustado colgar del palo mayor igual que a a algún politicastro ladrón .
Esto es, depende de las prendas con las que los dioses del ADN y/o la propia ralea de la persona hayan dotado a cada individuo , al llegar a este mundo ,pero considero que la nobleza es una virtud como otros llevan el pelo rubio o los ojos verdes.
Por ese motivo es por el que algunos soldados , aunque pueden violar impunemente a mujeres desamparadas , eligen no hacerlo ,porque tienen conciencia, mientras que otros no la tienen y ven sólo el chocho disponible y gratis , separándolo de la persona cuya mirada de horror no les dice nada , esto es, no tienen conciencia.
Así pues yo diría como en los pimientos del padrón que unos son buenos y otros non .
No hay más.
...
Creo que a mayor evolución espiritual mayor conciencia , a mayor grado de bultez mayor tendencia al crimen , una persona con luz no necesita de la aprobación de los demás para hacer las cosas bien, se lo dice su propio corazón.
Un beso atrasao.

Caminante dijo...

Me encanta la cantidad de reflexiones que remueves.
Ahora... un abrazo: PAQUITA

Y, ya que estoy aquí, también opino:
Nada nuevo, ya lo handicho los anteriores en alguna u otra manera.
Todos tenemos a nuetra disposición todas las facetas, podemos desarrolar nuestra bondad o maldad, según decidamos ¿De qué depende que elijamos una opción u otra? Supongo que de los valores universales que tengas interiorizados.
Ya lo anticipé, no digo nada extraordinario.
Más besos y repartidos: PAQUITA